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proporcionan una fuente segura y confiable de energía
portátil. Sin embargo, si se usan mal o se maltratan, se
puede provocar fugas, quemaduras, incendio o explosión.
Almacene la baterías en un lugar seco a temperatura
ambiente. Las baterías son sensibles a temperaturas altas y
bajas. Este tipo de exposición térmica pueden hacer que la
baterías se chorreen, se incendien o exploten.
Mantenga las celdas y las baterías fuera del alcance de
los niños, en especial las baterías pequeñas. Si se ingieren
pueden provocar asfixia o lesiones graves y agudas.
Mantenga las celdas o las baterías limpias y secas durante
su uso y almacenamiento. Limpie las terminales metálicas
con un trapo suave y seco si se ensucian.
Busque ayuda médica inmediata si se ha tragado una celda
o batería. De igual forma, póngase en contacto con el
centro local para el control de intoxicaciones.
En caso de que el electrolito entre en contacto con la piel o
los ojos, enjuague inmediatamente con agua fresca durante
al menos 15 minutos y solicite atención médica.
Almacene las baterías no usadas en su empaque original
o en un lugar seguro y alejadas de objetos metálicos que
puedan provocarles cortocircuito.
Tenga cuidado al manipular la baterías para evitar que
haya cortocircuito con materiales conductores, como
anillos, moneras, pulseras y llaves. La batería o el conductor
se pueden sobrecalentar y provocar quemaduras,